martes, 1 de mayo de 2018

Podemos hacer magia en nuestras vidas

Ajá, sí señores. No tengo ninguna duda, la magia existe y la practico con cada vez más frecuencia. Sólo falla cuando mi mente racional se atraviesa y me hace dudar. “Claro -me dice mi propia mente- obviamente la magia no existe, salvo en los cuentos que leías de niña. Todo lo que has creído que es magia, son solo coincidencias, hay una explicación racional para cada cosa”… Y si me pongo a oír ese diálogo mental, de la terca y rígida racionalidad, pues a la fija fallo el truco… 

Entonces, literalmente, he decidido oír cada vez más a mi corazón y menos a la cabeza. La forma mas fácil es a través de meditaciones muy sencillas. Respiro, concentro toda mi atención en el aire que aspiro y exhalo, una y otra vez. Pasan pensamientos sin cesar, y trato de no colgarme de ellos e irme detrás olvidando mi respiración. Cuando no lo logro y me voy con el hilo del pensamiento, trato de ser consciente de que me fui, y en ese momento recuerdo que yo mando y no mi mente, y la traigo de regreso con toda su atención nuevamente al aire que entra en mi cuerpo. Me sirve ponerle color a ese aire, imaginármelo dorado, o blanco, o rosado o aguamarina, entrando con el y recorriendo mi cuerpo por dentro, de la nariz a los pulmones y de ahí irradiando al resto. Suavemente, lentamente, delicadamente…. Luego, pienso que soy muy afortunada: tengo techo, alimento, salud, una familia amorosa y me lleno de gratitud. En este precioso y exacto momento, conmigo ahí tendida, relajada, con esta música hermosa, solo soy afortunada, y en ese instante exacto en que tengo mi atención en la gratitud que me inunda, no existe ningún problema. 

Ahí es cuando empiezo a sentir mi corazón irradiando energía, la siento literalmente saliendo del pecho, haciéndome cosquillas con un poco de presión como si mi corazón creciera…Es el momento de resolver mis dudas, y justo en el momento en que empiezo a formular la pregunta en mi cabeza, viene la respuesta y me interrumpe… Respuestas simples, sabias, una o dos palabras más que suficientes con frecuencia. El corazón nunca se equivoca. La cabeza sí, y todo el tiempo. 

Bueno, entonces volvamos a la magia. Todo el cuento de la meditación lo escribo porque tiene la clave para que las cosas se hagan realidad. Lo que quiero lo siento ya cumplido, recreo esa emoción de gratitud fuertemente en mi cuerpo y me dejo llevar en la felicidad de lo que siento. Me visualizo caminando con la seguridad del deseo ya presente en mi vida. Confío al 100% en que ya es mío, y por tanto, ya puedo soltarlo. Olvidarme de él, y seguir adelante con toda la fe. 

Con frecuencia durante el día veo cosas que me señalan que ya pronto se materializará lo que quiero y las agradezco. Y empiezan a llegar cosas que me reafirman que voy en el camino correcto. Si mi mente me lleva a pensar en el cómo vendrá la magia, rápidamente la saco de ahí pues seguro que me sembrará dudas y me dirá que deje de pensar en bobadas. He entendido claramente a través de la experiencia que para que la magia funcione, no debemos pensar nunca en el cómo, el universo siempre nos sorprende con “cómos” que nunca habríamos imaginado. 

Así tengo hoy a la hija de mis sueños, al amor de mi vida y a un trabajo envidiable. Vivo en abundancia y con todas las ganas de enseñarle al mundo lo buenos magos que podemos ser, quiero que todos descubran ese poder que tenemos dentro de transformar la realidad, desde la gratitud, el amor, la compasión y el respeto profundo por todos los seres humanos. De hecho, cada vez que me descubro caída en la tentación de juzgar o criticar, o incluso de escuchar chismes, sé que debo parar inmediatamente, y escapar sin pensarlo ni un segundo, para no disminuir la capacidad de hacer magia, para no aplastar ese poder maravilloso que puso Dios en todos y que está al alcance solo con mirar hacia adentro y reconectarnos con quienes de verdad somos. 

Gracias y hasta pronto. 

Pd: Si crees en la magia, y la usas, por favor cuéntame las historias de lo que has logrado!

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